El oxígeno es esencial para una producción eficiente de energía, pero paradójicamente produce estrés tóxico en nuestras células.
Existen diversos sistemas protectores con los que contamos para afrontar el daño ocasionado por el proceso de oxidación del cuerpo y la primera línea de defensa son los antioxidantes.
Diversas investigaciones relacionadas con la respuesta oxidativa, mencionan que la suplementación con antioxidantes apoya al cuerpo a desarrollar diversas estrategias de protección contra el daño oxidativo causado además por la contaminación ambiental, tabaquismo, exposición solar, estrés, entre otras.
Los antioxidantes son moléculas capaces de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas. Las reacciones de oxidación producen radicales libres que, cuando se acumulan, generan reacciones en cadena que dañan las células y pueden desencadenar respuestas inflamatorias e inmunológicas no deseadas.
Los antioxidantes se dividen en no enzimáticos, los cuáles se adquieren mediante la dieta, y antioxidantes enzimáticos, los cuales forman parte del organismo y contrarrestan los efectos de los radicales libres, siendo el principal y con mayor presencia en el organismo el Glutatión, también conocido como el antioxidante maestro.