De acuerdo a la biblioteca del Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos, los radicales libres son moléculas inestables que se generan durante el metabolismo celular (cambios químicos que suceden dentro de las células).
Los radicales libres pueden acumularse en las células y causar daño en otras moléculas como en el ADN, lípidos y proteínas. Este daño puede incrementar el riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades.
Las moléculas denominadas como radicales libres, tienen un electrón desapareado en su orbital más externo.
Esto les confiere una capacidad de reacción muy elevada por lo que son capaces de actuar en los sistemas biológicos produciendo cambios en la composición química o en la estructura de los elementos celulares que los hace incompatibles con la vida.
Los radicales libres son generados en nuestro cuerpo como resultado de las reacciones metabólicas normales y vitales de varios sistemas biológicos que forman parte del ser humano.
Para mantener una función fisiológica apropiada es importante mantener un balance entre los radicales libres y la protección antioxidante.
Si los radicales libres se incrementan más que la habilidad del cuerpo para controlarlos, se desarrolla el estrés oxidativo, lo que resulta en el desarrollo de numerosas enfermedades que se dispersan en el cuerpo.
Un exceso crónico de radicales libres en el cuerpo causa una condición llamada estrés oxidativo la cual puede dañar las células y desarrollar enfermedades crónicas; reduciendo silenciosamente el correcto funcionamiento del cuerpo.
Los antioxidantes pueden contribuir en enfrentar el estrés oxidativo.